El manejo adecuado de las aguas residuales es un desafío importante para Panamá, un país que ha experimentado un crecimiento urbano acelerado, especialmente en las ciudades y áreas turísticas. Las aguas residuales, que provienen de actividades domésticas, industriales y comerciales, pueden generar efectos negativos sobre los ecosistemas acuáticos y la salud humana si no se gestionan correctamente. En este contexto, Panamá ha establecido varias normativas y estrategias para regular su tratamiento y disposición.
Entre las entidades que regulan y ejecutan proyectos en pro de la recolección, manejo y disposición de las aguas en Panamá están el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN, el Programa Saneamiento de Panamá (PSP), y el Consejo Nacional para el Desarrollo Sostenible (CONADES) y el Consejo Nacional del Agua (CONAGUA)
El país se ha robustecido con normativa en cuanto a descargas de efluentes líquidos a cuerpos y masas de aguas continentales y marinas, el Reglamento Técnico COPANIT 35-2019; en cuanto a descargas de efluentes líquidos directamente a sistemas de recolección de aguas residuales, el Reglamento Técnico COPANIT 39-2023; y en cuanto al manejo y disposición final de lodos, el Reglamento Técnico COPANIT 47-2000.
En las principales ciudades, como la Ciudad de Panamá y Colón, existen sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento de aguas residuales. Sin embargo, el acceso a un tratamiento adecuado sigue siendo limitado en algunas áreas rurales y zonas periféricas, lo que genera problemas de contaminación y afectaciones a los cuerpos de agua cercanos.
De acuerdo con estudios recientes, aunque la cobertura del sistema de alcantarillado ha mejorado, aún hay deficiencias en la eficiencia de los sistemas de tratamiento y en el manejo de aguas residuales en muchas comunidades. Esta situación subraya la necesidad urgente de avanzar hacia un manejo integral y sostenible de las aguas residuales.
El manejo adecuado de las aguas residuales en Panamá es esencial para proteger los recursos hídricos, preservar la salud pública y garantizar el bienestar de las futuras generaciones. A través de las normativas existentes y la implementación de mejores prácticas, es posible avanzar hacia un modelo más sostenible y eficiente. Sin embargo, se requieren esfuerzos adicionales para superar los desafíos actuales y garantizar una gestión adecuada y equitativa en todo el país.
En el contexto internacional, Panamá está comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, especialmente el ODS 6 relacionado con el agua y el saneamiento. El país ha avanzado en su política nacional para garantizar un manejo adecuado de las aguas residuales, trabajando hacia la mejora de la cobertura y la eficiencia de los sistemas de tratamiento, especialmente en áreas urbanas y rurales.
Otras autoridades competentes, como el Ministerio de Ambiente y la Autoridad de los Servicios Públicos, siguen velando por la mejora de infraestructuras y el cumplimiento de los vertidos para garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico en el país.